Mediación y Diálogo según la Cultura de Paz

Por Silvia G. Palazuelos,

Persona Facilitadora Privada Certificada No. 104 por el PJEDOMEX

Vivimos en un mundo donde las diferencias son inevitables, pero la violencia no lo es.

Frente a los conflictos cotidianos —familiares, escolares, vecinales, comunitarios o incluso institucionales, en organizaciones, en las empresas— necesitamos herramientas que nos permitan aprender a reconocer el problema y nos brinden los elementos que requerimos aprender a desarrollar para reconstruir los vínculos, escuchar activamente y sanar. 

La mediación, desde el enfoque de la cultura de paz, representa precisamente esa posibilidad: una forma distinta de estar en el mundo, que transforma el conflicto en oportunidad.

¿Qué entendemos por cultura de paz?

La cultura de paz, tal como la define la UNESCO, es un conjunto de valores, actitudes, comportamientos y estilos de vida que rechazan la violencia y buscan prevenir los conflictos abordándolos desde el diálogo y la negociación.[1]

"La cultura de paz es un imperativo para la sociedad actual. No es un ideal utópico, sino una visión realista y necesaria para abordar los desafíos contemporáneos. Promover la cultura de paz no significa ignorar los problemas y conflictos que enfrentamos, sino abordarlos de manera constructiva y cooperativa. La paz no es la ausencia de problemas, sino la presencia de soluciones pacíficas. Al abrazar esta cultura, podemos construir un mundo más justo, equitativo y armonioso para las generaciones presentes y futuras".

Esto no implica la ausencia de conflicto, sino una forma no violenta de gestionarlo. Es una práctica cotidiana que se construye en lo micro (la palabra que decimos, la forma en que escuchamos, cómo resolvemos nuestras diferencias), y se refleja en lo macro (instituciones más humanas, leyes que protegen, justicia restaurativa, relaciones personales y en organizaciones sanas y humanas).

La mediación como herramienta de paz

La mediación es una técnica y una filosofía. En ella, las personas en conflicto, con la ayuda de una persona facilitadora neutral y certificada, tienen la posibilidad de construir acuerdos voluntarios, justos y sostenibles.

En mi experiencia como persona facilitadora privada, he visto cómo el proceso de mediación:

• Desactiva el discurso de “ganar o perder”.

• Abre espacios de escucha

  profunda.

• Restaura relaciones dañadas.

• Empodera a las partes para tomar decisiones conscientes.

• Protege especialmente a los sectores más vulnerables, como niñas, niños, adolescentes, personas mayores o comunidades marginadas.

Diálogo transformador: más que hablar, es escuchar

La cultura de paz no se impone. Se construye dialogando.

Pero dialogar no es simplemente conversar. Dialogar, en el contexto de la mediación, significa:

• Escuchar sin interrumpir.

• Reconocer la humanidad del otro, incluso cuando piensa distinto.

• Estar dispuestos a cambiar de perspectiva.

• Preguntar con respeto, no para confrontar, sino para comprender.

  
  

En la mediación, el diálogo se convierte en el puente que permite reconstruir lo roto, reinterpretar lo dicho, y abrir caminos antes invisibles.

Mediación: sembrar paz desde lo local

La mediación, cuando se practica con ética, capacitación y compromiso, fortalece la democracia, los derechos humanos y la justicia social.

Y lo hace desde lo cotidiano, desde lo local:

• Cuando una familia acuerda un plan de crianza sin recurrir a los tribunales.

• Cuando una comunidad resuelve un conflicto vecinal sin violencia.

• Cuando una víctima y un ofensor pueden dialogar desde un enfoque restaurativo.

• Cuando una empresa y sus proveedores acuerdan un plan de pagos y continuidad en el servicio, proveeduría, cadena de suministros.

• Cuando una organización dialoga, visibiliza, traza nuevos procesos y caminos para incluir todas las visiones sobre un mismo tema y fortalecer a la institución.

La mediación siembra paz en lo inmediato, pero cosecha impacto en lo estructural.

En tiempos de polarización, fragmentación y desconfianza, la mediación representa un acto estratégico, ético y humano. Es la apuesta por un mundo donde el diálogo es más fuerte que el grito y la escucha más poderosa que la imposición.

Como personas facilitadoras privadas, no solo resolvemos conflictos: cultivamos una nueva forma de convivencia, y nos convertimos en agentes activos de la cultura de paz.

"No hay camino para la paz. La paz es el camino" 

Mahatma Gandhi

[1] Fuente: UNESCO, https://www.centro-unesco.org/cultura-de-paz.php